Dios y los negocios: cuando el cielo abre camino

En el mundo de los negocios, hablar de fe puede parecer extraño. Algunos lo consideran fuera de lugar, otros lo ven como algo privado y sin cabida en una bodega, una sala de juntas o frente a una máquina de producción. Pero hay quienes hemos comprobado que, cuando uno pone a Dios primero, todo lo demás se acomoda.

Este no es un artículo teórico, ni está basado en libros de autoayuda. Es un testimonio real de cómo, cuando el cielo abre camino, hasta el negocio más improbable puede convertirse en una bendición.

### El origen de todo: una oración sincera

Todo comenzó con una oración. Después de años de trabajar para grandes empresas, de ser despedido por una política que rompí por actuar con honestidad, y tras dejar un negocio de metales por seguridad, me encontraba en un punto donde lo único que me quedaba era mi fe. Y con esa fe me dirigí a Dios:

_"Dios, ocupo un negocio. No sé de qué, pero sé que necesito hacer algo digno, algo que pueda sostener a mi familia y servir a los demás."_

No pasó mucho tiempo cuando mi tío Héctor llegó con un dibujo. Era un boceto de lo que hoy conocemos como el **Portacaguamón Master Holder**. Lo vi, y algo dentro de mí me dijo: “esto va a jalar”. Invertí $12,500 dólares en el molde sin haber vendido ni una sola pieza. ¿Imprudente? Tal vez. ¿Confiado? Mucho. ¿Inspirado por la fe? Totalmente.

### La pandemia, la Virgen y el portacaguamón

El proyecto nació justo antes de la pandemia. Mientras el mundo cerraba, nosotros apostábamos por traer contenedores de termos de acero inoxidable para caguamas. Sin saber si podríamos vender uno solo, pedí no uno, ni dos, sino tres contenedores. Y cuando todo parecía perdido, cuando el SAT detuvo los primeros pedidos en aduana, fue cuando el cielo volvió a hablar.

Recé. Lloré. Me encomendé a la Virgen de Guadalupe como nunca antes. Al otro día, sin explicación alguna, los contenedores fueron liberados y llegaron justo a tiempo para el lanzamiento. Era el 30 de mayo de 2020, un sábado, sin cerveza en tiendas por la pandemia. Aun así, el producto se vendió como pan caliente.

### ¿Fue suerte? No lo creo.

La mayoría de los negocios inician con estudios de mercado, focus groups, proyecciones. Nosotros iniciamos con una oración, con una carne asada y con una corazonada. Y el resultado fue algo que ni yo mismo esperaba: **Master Holder se convirtió en un símbolo de originalidad, fe y resistencia.**

El portacaguamón se posicionó no solo como un producto útil para mantener la cerveza fría, sino como una forma de expresión. De identidad. Y de comunidad.

### La fe no es enemiga del análisis

Que quede claro: tener fe no significa dejar de planear o trabajar. Significa confiar mientras haces tu parte. Cada decisión que tomamos desde entonces ha sido encomendándonos a Dios, pero también utilizando la experiencia, la creatividad y el amor por lo que hacemos.

### Una cultura de oración en la empresa

En Master Holder oramos todos los días a las 5:30 pm. Nadie está obligado, pero todos están invitados. Es un momento breve para agradecer, para pedir dirección y para recordar que hay algo más grande que nosotros guiando este barco.

### La reacción de los demás

Cuando participé en Shark Tank México, mi única condición fue poder hablar de Dios. Y lo hice. No tenía planeado qué decir, ni en qué momento mencionarlo, pero cuando se dio, fue natural. Al salir al aire, el 80% de los mensajes que recibimos fueron sobre eso: “¿Cómo te ayuda Dios en los negocios?”

No era el producto, era el mensaje. Era la historia detrás del acero inoxidable. Era la fe, no sólo el termo.

### Un mensaje para quien duda

Si estás emprendiendo, si te sientes perdido, si crees que todo está en tu contra, quiero decirte algo: **Dios sí ayuda en los negocios.** Pero primero, ocúpate tú de estar bien con Él. Pídele con fe, actúa con rectitud, trabaja con amor. Él se encargará de lo demás.

Y si un día te sientes solo, sin saber qué sigue, haz lo que yo hice: levanta la vista, y dile con todo tu corazón: “Dios, ocupo un negocio”.

Quién quita, y entre una oración y una carne asada… nazca la siguiente gran idea.

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